
Aunque la mayoría de los niños están ocupados aprendiendo a caminar y hacer garabatos en las paredes, el niño prodigio Adam Kirby le gusta leer a Shakespeare, aprender japonés, español y francés.
Adán, de Mitcham, sur de Londres, se llevó la prueba de CI Stanford-Binet y anotó 141, 10 puntos más que dos de los líderes más poderosos del mundo y cuatro puntos por debajo del nivel de genio, a pesar de ni siquiera ser capaz de hablar en oraciones completas todavía.
Con apenas 29 meses es capaz de escribir 100 palabras, sabe varias tablas de multiplicar (2,3,4,5 y 10), ha memorizado la tabla periódica y puede armar un rompecabezas diseñado para adultos. Además de identificar a los países en un mapa y conocer los planetas del sistema solar, puede contar hasta más de 1000 en Inglés, hasta 20 en español y japonés y hasta 10 en francés. Logra sumar y restar números simples, entre otras cositas.

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